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Querer lucir una vagina perfecta es peligroso

La moda hoy día es poder volver a tener una vagina de quinceañera. En Estados Unidos y Reino Unido es una moda someterse a estas operaciones.

Muchas mujeres maduras y no tan maduras son las clientas perfectas, siempre y cuando tengan una buena cartera para afrontar los altos gastos de estas intervenciones.

Pero no existe información suficiente sobre este tipo de cirugía estética.

Una revista británica ha publicado un estudio en el que además de informar de los problemas patológicos de estas operaciones, cuestiona los fundamentos éticos de someter los genitales a criterios estéticos.

En Reino Unido han aumentado las operaciones para mejorar la apariencia de los órganos sexuales. Los motivos son tanto físicos como psicológicos.

Los cirujanos plásticos opinan que se están exagerando los riesgos de estas intervenciones, que se están realizando desde hace algunos años.

La operación que más demandan las mujeres consiste en reducir el tejido de los labios vaginales. Puede llegar a costar unos 3.500 euros en una clínica privada.

Las mujeres dicen que se sienten incómodas cuando utilizan ropa ajustadas o montan en bicicleta, pero la mayoría de ellas lo hacen porque sienten vergüenza delante de sus parejas.

Lo que buscan en realidad, según los expertos de este estudio es "una apariencia genital homogeneizada y prepúber". Las mujeres comparan la protuberancia genital masculina con esta práctica, diciendo que la de ellos es mucho mayor y no causa incomodidad.

Según los estudios, la verdadera razón para someterse a esta cirugía son la insatisfacción por el aspecto de la vagina, las dificultades sexuales y la baja autoestima.

Las autoras de esta investigación, doctora Sarah Creighton y psicóloga Lih-Mei Liao, creen que estas intervenciones pueden dañar los nervios del área, afectando a la sensibilidad y a la satisfacción sexual, por lo que opinan lo contrario y creen que operarse de los genitales puede traer más problemas sexuales.

También advierten de que muchas mujeres que se someten a estas cirugías podrían tener problemas en el parto, como pueden ser desgarros y hemorragias, muy parecidos a los que pueden padecer las personas que han sufrido mutilaciones genitales.

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