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Roban 400 kg de cocaína y lo celebran en un burdel

Una banda de narcotraficantes que robó 400 kilos de cocaína en el puerto de Barcelona, en un asalto que destapó una presunta trama de guardias civiles y policías nacionales corruptos, celebró su robo en una fiesta en un club de alterne. Lo reservaron para ellos solos y duró dos días.

En esta trama de corrupción policial están imputados una decena de delincuentes con múltiples antecedentes y diez agentes de la Guardia Civil, entre ellos un Teniente Coronel, dos ex inspectores de la Policía Nacional, dos abogados y un periodista.

Los narcotraficantes, que tenían los teléfonos pinchados, se mostraban "eufóricos" por el éxito de este golpe y en las conversaciones que mantenían alardeaban de ello, haciendo comentarios como "la faena bien hecha no tiene fronteras", este robo nos "ha cambiado la vida" o "esto es un regalo de Dios".

Era tal la euforia, que nada más cometer el asalto, varios miembros de la red organizaron una fiesta que se prolongaría durante dos días en un club-hotel de alterne que habían reservado para ellos solos.

De hecho, según consta en las diligencias policiales, horas después del robo de la cocaína el cabecilla de la banda, Javier S.R., zanjó una llamada al móvil que le hizo Antonio S., uno de los guardias civiles imputados, pidiéndole que le telefoneara más tarde porque en esos momentos "estaba con una mujer" en un burdel, junto a otros dos de sus compinches.

Según el sumario, la compleja investigación de esta red de supuesta corrupción policial vinculada al narcotráfico ha permitido constatar la "estrechísima relación" entre varios de los ladrones, con un largo historial delictivo, y miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional.

En concreto, el sumario pone de relieve que los narcotraficantes, amparados en su estatus de "confidentes", lograron el "respaldo claro" de algunos miembros de la Guardia Civil y la Policía Nacional para llevar a cabo "con gran impunidad" sus actividades delictivas.

"Y lo que es peor", agrega el sumario, los narcotraficantes lograron "corromper a estos policías" para integrarlos en el grupo, de forma que aportaron determinadas informaciones que conocían únicamente en virtud de su cargo, a cambio "lógicamente" de contraprestaciones "económicas y/o en especias".

En el sumario se recoge como ejemplo de la corrupción policial que los miembros de la organización disponían de "permanentes alertas" respecto a las investigaciones de que eran objeto, al tiempo que se les asesoraba para detectar los servicios de seguimientos y vigilancia e incluso se les daban a conocer los números de matrículas de los vehículos policiales camuflados.

Era tal la seguridad con la que actuaban, que cuando estaban cometiendo el robo de parte de la cocaína camuflada en el contenedor -más de mil kilos-, uno de los asaltantes empezó a dar la alerta de que había visto a cuatro coches patrulla y uno de los cabecillas, que se sabía impune, le reprendió al grito de "ya está, maricón" y le apremió a callarse para no asustar a sus compañeros.

En el sumario también se refleja que la investigación sobre el grupo de delincuentes que robaron la cocaína resultó "extremadamente complicada" debido a los "innumerables contactos" que poseen dentro de la Guardia Civil, la Policía Nacional e incluso los Mossos d'Esquadra.

Sin embargo, la banda demostró una enorme torpeza en el asalto: se equivocaran de contenedor y tuvieron que regresar al día siguiente para consumar el robo, aunque apenas lograron llevarse una pequeña porción de los 1.100 kilos de cocaína que estaban ocultos entre cajas de gambas congeladas.

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